jueves, 3 de enero de 2008

Viso cuenta "El antes, durante y despues" de su accidente en Magny-Course 2007


Lo que recuerdo

Después de una larga espera se cristalizó todo y había llegado mi regreso a las pistas de manera oficial. Un par de semanas antes había probado en el circuito de Paul Ricard, Francia con el equipo FMS de la GP2, con quienes logré ser el mas rápido en el segundo día de las pruebas. En ese momento eran ellos y el equipo Racing Engineering los que me ofrecían correr de nuevo, ya que ambos tenían un asiento vacante.

Luego de muchas conversaciones, el martes 26 de junio alrededor de las 11 am, recibí la llamada de Alí -mi manager- confirmándome que participaría en el Gran Premio de Francia con el equipo Racing Engineering, tomando el puesto de Sergio Jiménez.

Todo pasó de un momento a otro, y tuve que prepararme rápidamente para irme al día siguiente, ya que me esperaban para comenzar con los preparativos para el Gran Premio.

El miércoles, alrededor de las 09:00 de la mañana, salí desde Barcelona solo en auto para así evitar los aeropuertos, alquiler de carros y demás molestias.

Al terminar la competencia de Magny Cours manejaría con Alí a Inglaterra donde el siguiente fin de semana participaría en el GP de Silverstone, luego había una semana de por medio en la cual volaría a Budapest a acompañar a mi amigo Frank Moreno que corre en la Formula Renault, posteriormente volaría de regreso a Inglaterra y en compañía de Alí, por vía terrestre, nos trasladaríamos a Nurburgring Terminada la competencia de Nurburging me regresaría a Barcelona.

En esta primera etapa de mi gira, iba a tener unas 7 u 8 horas para hablar conmigo y prepararme. Le di más de 80 vueltas a al circuito de Magny Cours en mi mente, imaginándome cada bache, cada piano, cada referencia de la pista, cada línea, cada detalle que tenia en mis anotaciones de años anteriores. En cada peaje practicaba mi reacción con el semáforo, visualizaba cada detalle (luces en el volante, leva del embrague, levas del cambio).

Mi papá y Alí inmediatamente prepararon su ida a Francia para llegar el jueves después de almuerzo.

Al llegar a la pista…

…me dirigí a mi nuevo equipo, con todas las ganas de dar mi máximo, me entendí muy bien con todos los integrantes del equipo. La mayoría son franceses a excepción de mi ingeniero John que es inglés, el ingeniero de Javi (Javier Vila): Andy que es irlandés; un mecánico español (Miguel) y mi segundo mecánico que es portugués (Dede).

Lo primero que hice fue darle una vuelta corriendo al circuito. Usualmente lo hago por muchas razones: me integro nuevamente a la pista, repaso y verifico cada detalle que había mentalizado anteriormente, hago circular más oxígeno en mi cuerpo que de esa manera me ayudara a recuperarme mas rápido de tantas horas de manejo, duermo mejor.

Por suerte conservaba mi asiento del 2006, de esa manera no tuvimos que hacer uno nuevo; hacer asientos es una de las cosas que menos me gusta de las carreras. De igual manera ya le había facilitado a la escudería todas las medidas de cinturones, pedales, etc; ya que hace pocos días había estado en pista.

En menos de 30 minutos habíamos terminado mi integración en el monoplaza (generalmente son unas 5 horas si todo sale bien, ya que hacer el asiento toma mucho tiempo). Luego de eso tuve algo de tiempo para aprenderme los nombres de cada integrante del equipo, ya que me gusta llamar a cada uno por su nombre.

Me reuní con John y el telemetrista Jerome, para así empezar a intercambiar información e ideas. Aporté mis puntos de vista sobre cosas que ya había probado en otras ocasiones. Tomé un par de ideas de cosas a probar, como usar 5ta en vez de 4ta en la 2da curva, para así poder acelerar antes.

Esa noche cené con mis amigos de la organización de la GP2 en la Gran Chaumiere, un restaurante de carne. Luego, cansado, fui al hotel. Nos esperaba una sorpresa al llegar, ya que había un olor desagradable, y no daban muchas ganas de entrar. Preferí dejar toda mi ropa en el carro y sólo tomar lo que necesitaba. El hospedaje para el GP de Magny Cours siempre ha sido caótico. Hay pocos buenos sitios donde poder quedarse y generalmente los toman los equipos de F1.

El jueves logré dormir hasta despertarme ¡sin despertador! Dormí unas 10 horas, estaba algo cansado, pero ya había recuperado todas mis energías.

Al llegar a la pista preparé mi equipo personal para la prueba del viernes. Generalmente en los equipos te preparan el casco: le ponen el sistema de hidratación, radio, calcomanías de los sponsors, viseras, tear offs, etc. Pero soy muy maniático y me gusta prepararlo todo yo. En oportunidades anteriores solo mi padrino y amigo Winston se encargaba de esto, pero tuvo que regresar a Venezuela.

Me llegaron las bragas del equipo. Me quedaban muy grandes. Creo que se confundieron y pensaron que era mi papá el que iba a correr. Luego preparé mis bebidas para el fin de semana.

Empecé a compartir con Fernando el fisioterapista y Javi (mi compañero). Él es muy buena persona. Hicimos un par de bromas y desde ese momento nunca existió ningún roce en el equipo. Bromeaban de un maletín que tengo con el cual preparo mis cascos, decían que venía “el cirujano”, porque tengo exactos, destornilladores, etc.

Esa tarde continué adaptándome al equipo, creamos y discutimos las estrategias para la prueba y la clasificación del día siguiente.

Luego del breefing de la FIA (Federación Internacional de Automovilismo), finalizamos algunas cosas que aún faltaban y fuimos a cenar temprano en compañía de Alfonso de Orleáns (propietario del equipo), Inés (gerente del equipo), Alí, mi papá y yo a la Gran Chaumiere.

En el hotel me quede con Alí, y mi papá se quedo en otra habitación, ya que dormir con él es como dormir con un león hambriento. Fue una noche distinta a cualquier otra de las noches de los últimos meses que no corrí Estuve pensando un poco mas de lo normal y ensayaba lo que sería el día siguiente.

El viernes tomamos un buen desayuno en el catering de la GP2, y me preparé para la prueba libre del medio día. Ya teníamos algunas pruebas planificadas dependiendo de la reacción del auto, ya que la pista fue reasfaltada totalmente y no sabíamos cómo sería la reacción. Vimos los F1 en pista en la mañana y no parecía muy distinta a como fue en el 2006.

La prueba libre no fue muy buena, posición 13, pero debíamos mejorar la puesta a punto ya que el auto era un poco blando atrás y sufrían mucho los neumáticos delanteros. Cambiamos la reacción del embrague, busqué algo más predecible para poder sentir exactamente el momento que empieza a moverse el carro.

La clasificación no fue para nada como la esperaba, logrando un puesto 19, una de las peores clasificaciones de mi carrera. Endurecimos la parte trasera del auto, pero fue mucho el cambio y llevamos a que perdiera mucha tracción, con resultados pocos productivos.

El clima estaba muy raro, cambiaba mucho; de repente hacía mucho frío y llovía, al igual que hacía calor. Muchos hablaban de posibilidades de lluvia para el fin de semana, pero otros decían algo distinto, así que fue mejor no escuchar a nadie. La verdad que saliendo tan atrás un buen “aguacero” me podía enderezar el fin de semana.

Luego de la clasificación, tuvimos largas reuniones con el equipo técnico y observamos que podíamos lograr potenciales mejoras para la carrera del Sábado, partíamos muy atrás y una excelente arrancada era una de las claves, seguida por una buena estrategia y una eficiente parada en pits.

Era sábado y todo estaba en orden, ya me había estudiado muy bien la parrilla de salida, sabía bien cómo era cada piloto delante de mí. Había unos que arrancaban muy bien, otros que no, otros que no usan los espejos y son peligrosos de pasar, y otros que se asustan con un par de veces que le asomes el carro y ya te dejan la puerta abierta.

En conversaciones con el equipo llegamos a la conclusión que la carrera era larga, y que con un buen paso lograríamos una buena posición. De igual manera, mientras mas atrás sales más peligroso es, ya que hay más riesgos, así que debía hacer una buena arrancada.

Estaba muy tranquilo y teníamos en mente una parada sobre la vuelta 14, igualmente tomaríamos la opción de cualquier safety car antes de nuestra parada.

En la parrilla de salida…

…sabía que haría una buena arrancada, a pesar que partía en el lado sucio de la pista. En la vuelta de reconocimiento trate de patinar los cauchos en mi posición de salida lo más posible para dejar toda la goma posible y tener mayor adherencia. Mi mejor tiempo de 0 a 100 km/h era 2.51 segundos y tenia que mejorarlo, arrancar bien en un GP2 no es nada fácil ya que el motor tiene mucho torque y no contamos con control de tracción, ni ninguna ayuda electrónica.

En la vuelta de reconocimiento llevé los frenos y cauchos a la temperatura deseada, y tenía todo muy claro para la arrancada.

Vi las 5 luces en rojo, luego 4, luego 3, luego 2, luego 1 y ¡FUERA! ¡Tuve la mejor arrancada de mi vida! 2.31 segundos de 0 – 100 kms. Inmediatamente noto que los dos carros de Isport que estaban en la pole chocan y caen dentro de la salida de pits, sin interrumpir en la pista. Me encontraba en la posición 19, para la primera curva estaba de 13, para la segunda de 11, para la salida de la 3ra curva ya estaba detrás del 8vo.

Estaba detrás de Ammermuller, tratando de ir lo mas cerca posible para “chuparlo” (usar su túnel de viento a favor, no teniendo resistencia del aire contra mí) y poder adelantarle antes de la próxima chicana, de igual manera el choque de los dos Isport seguía en mi mente y estaba preparado para una bandera amarilla en la siguiente vuelta o algún aviso vía radio.

Estando detrás de él, no sé qué pasa y lo último que recuerdo es la sensación de estar “manejando en el aire”. Recuerdo mi pensamiento en esa fracción de segundo, yo mismo me dije `que liviano está el volante`, de ahí en adelante no recuerdo nada. “Desconecte” y lo próximo que recuerdo es cuando me están amarrando en una camilla de bolitas de anime que la inflaban, y me ataban para subirme al helicóptero. La persona que tenía en ese momento a mi lado era John Gentry junto al Dr. Ricardo Cecarelli, entrenador físico de muchos pilotos y gran amigo.

Recuerdo que John me dijo: “Don’t worry your are all right”. Eso me tranquilizo mucho, pero igualmente todo, absolutamente todo, me daba vueltas, no entendía nada. Le pregunto a Ricardo por mi papá, y me dijo que ya se había ido al hospital y que me estaba esperando allá, le dije que por favor lo llamara, me acordé perfectamente de su número.

Me subieron al helicóptero destino al Hospital Pierre Beregovoy de Nevers - Francia, dentro de la confusión estaba muy “contento” por volar por primera vez en un helicóptero; recuerdo que había una doctora a mi lado, que no me quitó la vista en todo el viaje, tampoco me soltó la mano, y me hablaba en francés, no le entendía pero al menos tenia buena melodía. Ella me hablaba y yo rezaba. Fue muy corto el viaje, el piloto fue excelente. Cuando aterrizamos no hubo ningún tipo de impacto, pareció que hubiésemos aterrizado en una nube. Abrieron la puerta desde afuera y me asuste por que pensé que se había abierto accidentalmente y que aún estábamos en el aire.

Al llegar me llevaron directamente al aparato de resonancia magnética. No sé cómo pero no tenía ropa, no se cuándo me la quitaron; lo único que tenía eran mis interiores y la camisa antifuego, que la habían cortado para ponerme los catéteres en los brazos, parecía un robot. Llegó una enfermera con una tijera para cortarme mis cadenas, pero aún me quedaban energías para gritar “Nooo”, e hice que me las quitara sin cortarlas, para ella fue difícil porque me habían colocado un collarín, y muchas otras cosas, pero para mí cada cadena y cada cosa que tengo tiene un significado especial y no las quería cortar.

Estuve alrededor de una hora en la máquina, ya de por sí entré aturdido del accidente, pero creo que salí peor de allí, hace un ruido penetrante que lo sentí por un buen tiempo.

Al salir me llevan a la habitación de emergencias en la que estaba mi papá, Alí y Enzo Spano (Miembro del Consejo Mundial de la FIA y gran amigo). Enzo, es una persona un poco nerviosa y emotiva, y al entrar yo en la camilla se puso a llorar, por dentro yo sabía que estaba bien y me puse a reír. Fue un momento histórico, donde ya se sabía que mi condición era estable pero creo que ninguno estaba esperando que entrara riéndome. Les cambié la cara, y pasamos un rato ameno en la sala de emergencias. Estaba totalmente dopado, me habían puesto demasiadas medicinas, tan fuertes que me ardían las venas de los antebrazos. Aun no digería la situación, no me cuadraban las cosas, me preguntaba ¿qué tan grande pudo haber sido el accidente para que me hayan llevado en helicóptero?

En ese momento me habían hecho la resonancia magnética del pecho hacia arriba. Aun no teníamos información de los resultados. Sólo venían enfermeras con mucha frecuencia a ver cómo me encontraba. Pero estaba bien. La habitación parecía una central de líneas calientes, llamaba muchísima gente, y era interesante oír como cada uno explicaba lo que había pasado de distinta manera: Enzo lo contaba como una película cada vez que hablaba por teléfono; en cambio mi papá era todo lo contrario, para eé no había pasado nada, y tranquilizaba a la gente, decía que no era como se había visto en TV, y Alí era técnico con lo que decía, hablaba de la curva tal, a tal velocidad etc.

Logré hablar con mi mamá (en Venezuela), que estaba muy asustada y ya estaba haciendo la maleta para venir, pero logré explicarle que estaba muy bien y que saldría al día siguiente.

Al rato vino el Dr. Gary Hartstein

… el médico principal de la FIA, y traía algunas noticias. Dijo que todo estaba bien a excepción de un pequeño coágulo de sangre en el cerebro, en la parte frontal derecha. Me informó que tenía que pasar la noche bajo observación en el hospital; y le pregunté cómo iba a hacer, porque al día siguiente había carrera, y se empezó a reír. Yo sabía muy bien que no podía correr. Pero quería demostrarle que estaba bien.

Me examinó las piernas y brazos. Tenía algo de dolor en el talón y mano derechos, donde se veían algunos cortes superficiales, pensamos que pudieron originarse con las fibras de carbono rotas en ese lado del carro. Me llevaron nuevamente a la sala de Rayos X, allí chequearon mi pie y mano. Por suerte no fue nada, simplemente algo de dolor por el impacto.

Le pregunté sobre el choque, y me dijo que era el peor que había visto en muchos años. Inmediatamente le pregunté que si había sido más fuerte que el de Kubica, y me respondió: “Robert’s was a kids accident”. Él no tuvo ningún tipo de impacto con su casco mientras que yo le di al muro de defensa. Aquí fue cuando empecé a entender la magnitud del accidente. Me dijo que simplemente hay alguien arriba que me prefiere aquí abajo.

Comentó que estudiaron el accidente y que tuve mucha suerte, ya que habían encontrado rastros de la pintura de mi casco –no es difícil confundirla ya que es cromada– en el muro. Le dije que quería ver mi casco, y me dijo que sería imposible, ya que no me lo pueden dar ni enseñar sino dentro de aproximadamente18 meses, y lo mismo con el HANS (Head and Neck Support).

Por poco le doy a un oficial de seguridad, al cual le pasé a unos 5 ó 10 centímetros, que también estaba internado en el hospital pero por shock nervioso.

Estuve desmayado por un minuto tras el impacto. El chasis del carro estaba tan roto y deformado que no me pudieron sacar de ninguna de las dos maneras usuales: debajo de nuestro asiento hay una especie de cuna de fibra de carbono que tiene unas cintas, por las cuales te extraen sin necesidad de moverte. Como esa cuna estaba rota, ya que el chasis estaba roto, se atascó y fue imposible. Luego trataron de sacar el asiento solo, pero también fue imposible porque la cuna estaba encastrada dentro del asiento. Así que me tuvieron que sacar entre varios. Sólo mi cuerpo, sin asiento ni la cuna. Debían hacerlo con sumo cuidado ya que desconocían si tenía algo roto.

Gary me dijo que mi mayor suerte fue que el chasis se rompió justo donde estaban mis rodillas, así que ellas funcionaron como una especie de bisagra. Si hubiese sido más alto o más bajo, no hubiesen coincidido con la rotura y muy seguramente me las habría roto.

Comentó que en vista que me encontraba estable prefirieron tomarse todo el tiempo necesario para sacarme del carro sin prisa y por eso tardaron casi 30 minutos. Constantemente yo le preguntaba si estaba manejando un Fórmula Uno o un GP2, también le preguntaba con cuál escudería corría, en cual pista estábamos y cómo había pasado el accidente. ¡Pero yo no recuerdo nada de esto!

Luego que me sacaron del carro y me llevaron al centro médico, donde me examinaron. El doctor asegura que al bajar de la ambulancia le apreté la mano fuerte a mi papá y le sonreí a Alí. Pero nuevamente nada de eso está en mi memoria.

Después de un rato dentro de la unidad de emergencias del circuito, donde fui examinado antes de ir al hospital, es cuando comienza a trabajar mi memoria nuevamente. Y esos fueron unos 50 y tantos minutos según él, los cuales mi memoria no estuvo trabajando. Me comentó que fue un accidente a alta velocidad, donde mi casco impactó directamente y fue entonces cuando me “fui”.

Luego de que Gary nos comentó todos esos detalles y verificó que yo estuviese bajo control, le volví a preguntar: “¿puedo correr mañana?” Me respondió “Don’t be silly!”, pero le dije que obviamente “¡Para Silverstone sí!”, y dijo nuevamente que no. Con mucha suerte y si todos los exámenes así lo indicaban, podría ser para Nurburgring, para lo que aún faltaban 3 semanas y había suficiente tiempo de recuperación. Se marchó y acordamos que volveríamos a hablar con él en la mañana.

Estábamos todos con mucha hambre

… Alí pidió comida para mí a la enfermera y trajo un sandwich que en condiciones de poca hambre nunca lo habría comido, pero no era el caso. Comí un poco y el resto lo compartí con mi papá, Enzo y Alí. Como quedamos aún con hambre, Alí fue y dijo que el paciente seguía con hambre y volvimos a hacer el mismo proceso. La enfermera no podía creer cómo me había podido comer dos bandejas de comida, y mi papá y Enzo le decían que yo comía mucho.

Alrededor de las 9:00 P.M. me vienen a buscar y me dicen que me llevarán a otra habitación para pasar la noche. Al llegar nos sentimos muy afortunados que no dormiríamos en el “hotel”, ya que la habitación estaba muy buena. Alí se fue a la pista a buscar algunas cosas y nuestras maletas, ya que el se quedaría en el hospital conmigo. Mi papá lo iba a hacer pero le preocupaba que me despertase de noche por causa de sus ronquidos, así que prefirió ir al hotel.

Escuchamos helicópteros llegando al hospital y un sexto sentido me dijo que algo no estaba bien. Tuvimos noticias que un helicóptero se había caído saliendo de la pista y las noticias no eran positivas. En esa unidad estaba un amigo mío: Emmanuel Longobardi (QEPD). Había otros heridos que fueron traídos al hospital.

Logré hablar con mi mamá nuevamente y le expliqué que estaba muy bien y que todos me estaban cuidando. Luego de un rato regreso Alí con Alfonso de Orleáns e Inés, no podían creer que no me había pasado absolutamente nada, de hecho Inés lloro un poco, y aunque trató que yo no la viera, no pudo esconderlo. Nos habían traído comida, ya que mi papá y yo seguíamos con hambre. Luego de comer hablamos un rato. Mi papá se fue con Alfonso e Inés para el hotel.

Yo me sentía bien, solo un poco drogado de tantas medicinas. Seguía sintiendo ese ardor en las venas de tantas cosas que tenía conectadas, llamé a la enfermera y Alí le explico la situación, ella dijo que no podía poner menos, y me pareció muy raro. También le dije que uno de los catéteres que me habían puesto me dolía mucho y que seguramente estaría mal colocado, y dijo que era así y estaba bien.

Empecé a manipular los dosificadores de medicina y descubrí donde podía regularla y así lo hice, el ardor en las venas desapareció. Alí me decía “no toque eso”, pero bueno ya había arreglado uno de los problemas el siguiente era el del catéter, y le dije a Alí que le volviera a decir que me dolía, y dijo ya un poco brava: “!Así está bien!”

Como yo sabía que no estaba bien porque uno me dolía y el otro no, aproveche cuando el suero se me había acabado y Alí estaba en una llamada y me lo quité. Le dije que se había salido, y se rieron. Para sorpresa mía, descubrí que el catéter es un tubito bastante largo que entra dentro de la vena, y no una jeringa como yo pensaba; así que al sacarlo salió muchísima sangre. ¡Que desastre! Pero lo bueno es que ya no me dolía, me di cuenta que estaba mal puesto, por que entraba, salía y volvía a entrar en la vena.

Me tuvieron que poner otro, pero en esta oportunidad no me dolía. Alí logró hacerse amigo de una de las enfermeras, y consiguió que me pusieran a mí de primero en la lista de las visitas del doctor, para poder salir lo antes posible del hospital. Nos traían café y más café, seguramente para que le hiciéramos compañía y no nos durmiéramos. Estuvimos como hasta las 3 de mañana sin poder dormir. Además recibía muchas llamabas y mensajes.

Luego que me dormí, debían controlar que todo estaba bien, y me despertaban a cada hora, me tomaban la temperatura, me veían las pupilas (la luz encandilaba muchísimo) y a tomarme el pulso.

En la mañana

…nos despertaron sobre las siete, como era de esperarse teníamos mucho sueño. Pero estábamos esperando al doctor para que me diera de alta. Al poco rato llego mi papá, yo ya estaba un poco desesperado, porque me quería ir.

El cuello era mi temor. Me dolía, pero luego de ese accidente eso era lo mínimo que podían esperar. Recibí un mensaje de texto de un amigo de Barcelona (Alfredo Palencia) que decía “Acaba de salir Alfonso en TV diciendo que estas ligando con las enfermeras del Hospital, así que debes estar muy bien! Un abrazo. Alfredo”, nos reímos mucho de imaginar a Alfonso en TV diciendo eso.

Me quería duchar pero no me dejaban hasta que el doctor así lo dijera. Llegó muy tarde, sobre las 10:00. Primero llego un doctor colombiano, muy amable, el cual me dijo que me veía bien, pensábamos que eso era todo, y yo contento me paré de la cama y me fui a duchar, pero me dijo que debía esperar a la doctora principal, así que tuvimos que esperar otra hora mas por ella. Era una doctora muy seria, que no le gustaban mucho las bromas. Me mandó a hacer algunos ejercicios de equilibrio, con los cuales no tuve problema, luego me dijo que con los ojos cerrados llevara mi mano de la pierna a la nariz, en broma lo hacia a la frente, mi papá se preocupó y Alí se reía porque sabía que era broma, pero bueno luego me tocó hacerlo bien sino, no me dejarían ir. Por fin, después de otras pruebas me dijo que estaba bien y que me podía ir.

Me duché. Teníamos noticias que Javi (mi compañero de equipo) había ganado la carrera, así que quería ir a la pista a saludar al equipo y a felicitarlo por su primera victoria. Era una buena oportunidad para que vieran que estaba bien y no dejar que los rumores dijeran otra cosa.

La gente no podía creer que me estaban viendo en tan buenas condiciones. Todo el mundo vino a saludarme, y estaban contentos en saber que estaba bien.

Almorcé en el catering de la GP2 con el equipo, donde por primera vez vi el accidente en la pantalla, era increíble, apenas terminó me empecé a reír, no se por qué, pero esa fue mi reacción.

Mi plan de ir a Inglaterra en carro lo había abortado, no podía correr esa semana en Silverstone. Prefería regresarme y recuperarme en casa, y así hacer todas las radiografías para poder ver mi progreso. Alí y mi papá se querían venir conmigo a Barcelona, pero logré convencerlos de que se fuese cada uno a su casa porque yo estaba bien, y no quería hacer nada distinto, es decir, no quería que me cuidaran porque estaba bien, sino yo mismo decaería, y sabia que no tenia nada. Después de varias discusiones me entendieron.

Conseguí que se regresaran conmigo dos amigos con los que había trabajado; mi ex telemetrista Xavi Marcos (F3000 Durango 2004) y un ex mecánico Josep (GP2 BCN 2005). Mi papá y Alí les repitieron más de 15 veces que no me dejaran manejar.

En el camino a Barcelona no hicimos otra cosa que hablar del accidente y lo afortunado que había sido. Seguía recibiendo llamadas de amigos y conocidos para ver cómo estaba.

Josep vivía en Girona y lo debíamos dejar y Xavi vive en Sabadell, pero lo buscarían en mi casa, para así yo no tener que manejar. Llegué a casa alrededor de las 22:00.

Me habían dicho que no estuviese solo, ya que me podía desmayar por causa de la contusión y que era normal, así que le prometí a mi papá que no dormiría solo. Así que fui a casa de 3 amigas que viven juntas: Cecilia, Arancia y Jimena. Me trataron muy bien. Gracias a Dios no me desmayé ni me pasó nada. O al menos tampoco lo recuerdo.

Quería hacer las cosas lo más normal posible, porque sino me empezaría a limitar. Debía tener esta mentalidad, ya que me encontraba bien, mi único dolor seguía siendo el cuello, y con tantas cosas que me dieron en el hospital aun me sentía extraño.

Al día siguiente fui a donde mi fisioterapeuta, Toni Ruzafa, quien me ayudó a coordinar todos los chequeos que debía hacerme, así que él se puso en contacto con Alí, y empecé con mi programa de chequeos.

Gracias a Dios y a muchas otras cosas estoy bien. Me siento muy agradecido de toda la gente que me ayudó, empezando por los doctores que me sacaron del carro, equipo de urgencias, enfermeras, a excepción de la enfermera que me puso el catéter mal (jaja es broma), el equipo Racing Engineering, Alí y mi papá, que no se despegaron ni un segundo de mi, a Enzo, a Toni, a mis tres enfermeras de Barcelona: a Cecilia que le digo “Torpedito” porque es muy apurada, Arancia (“Nalguitas” por razones obvias) y la “Leona” Jimena, porque ronca que da susto.

Especialmente a toda mi familia, (Mamá, Claudia, Andrea, Gino, Gina, Ambrosio, sobrinos, etc.) que llamaban a cada minuto. A mi “tío” Ángel, que siempre estuvo pendiente. A toda esa gente que aunque no mencione las quiero mucho y agradezco la confianza que han tenido en mi, y todo lo que me apoyan. Y a todos mis amigos de la vida.

Tomado de http://www.ernestoviso.com/Padock.aspx

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