sábado, 12 de enero de 2008

Manfred von Brauchitsch

Manfred von Brauchitsch, piloto alemán, nació en Hamburgo en 1905, decidió dedicarse a las carreras en 1929, después de que un accidente de moto le apartara de la carrera militar -su tío, Walther von Brauchitsch, dirigió el Ejército nazi-. Logró su primera victoria en 1932 a bordo de un Mercedes Benz SSKL, que había adquirido a un primo con un préstamo. En el circuito de Avus, superó al Alfa Romeo de Caracciola y registró una velocidad de 143 kilómetros por hora. Otro de sus triunfos tuvo como escenario el circuito de Nurburgring. Allí ganó en 1934 después de que su equipo se las ingeniara para rebajar en un kilo el peso de su auto quitándole toda la pintura.

Los expertos aseguran que conducía como si llevara a sus hombres al campo de batalla, con una fiereza que dejaba sin aliento a los espectadores y desesperaba a sus técnicos, que luego lidiaban con los desperfectos. En aquellos tiempos los corredores apenas iban protegidos con un ligero casco. Y eran tremendamente nacionalistas.Hitler apadrinó las carreras de automóviles y sus héroes, entre ellos Von Brauchitsch, pasaron a dedicarle los triunfos.

Von Brauchitsch ganó 45 grandes premios en seis temporadas y podría haber cosechado más triunfos si no hubiera sido tan brutal al volante. Su carrera se vio interrumpida por la guerra. Sirvió en la división motorizada y trabajó como asesor con el arquitecto de Hitler, Albert Speer. Al terminar la guerra, se trasladó a Argentina y al volver fue nombrado presidente del club automovilístico.
De espíritu inquieto, en los 50 comenzó a mostrar su discrepancia con el canciller Adenauer. En 1954 huyó a la República Democrática Alemana, algunos dicen que agobiado por las deudas, más que por Adenauer, y allí fue recibido como un héroe. Su esposa Gisela, sumida en la depresión en el oeste, acabó suicidándose. Vivía como un privilegiado en una villa, donde tenía servicio doméstico y chófer. Después de la unificación, asistía de vez en cuando a presentaciones de Mercedes.
Hasta antes de morir, a los 97 años, Manfred von Brauchitsch, una de las grandes figuras de la Fórmula 1 en los años 30, practicaba deporte cada mañana y se sometía a una ducha de agua fría. Había heredado de su familia de oficiales prusianos la disciplina y un porte aristocrático que le acompañó hasta sus últimos días.

Falleció en Gräfenwarth el 5 de febrero de 2003.

Fuente: http://www.elmundo.es/

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