miércoles, 25 de noviembre de 2009

El gran simulador

En su afán de abaratar costos, la Federación Internacional del Automóvil limitó la cantidad de pruebas en pista de los equipos de la F1. Paradójicamente, esa decisión motivó a los equipos a gastar fortunas en simuladores para poder seguir de manera virtual con sus programas de desarrollo de componentes. Todos están montados sobre autos en escala 1:1, lo que le otorga mucho más realismo.

Tal como sucede con los monopostos, las escuderías guardan bajo siete llaves el tipo de software y características de sus simuladores. No obstante, se sabe que McLaren tiene uno de los más desarrollados. El vehículo está montado en una plataforma denominada “hexapod” -por sus seis sistemas hidráulicos- que permiten darle seis grados de libertad, simulando las frenadas, la aceleración y la fuerza centrífuga.

El piloto tiene todo el equipamiento necesario como para sentirse en un bólido real. Cuenta con una butaca igual a la que usa en su auto y un volante lleno de comandos. Un plasma colocado en frente del habitáculo le permite ver el circuito, dándole más exactitud al ensayo.

Paralelamente, desde una oficina los ingenieros de las escuderías pueden recabar la información del comportamiento del auto y varias su comportamiento. Tal cual sucede en las carreras o en las pruebas. También pueden modificar las condiciones de la pista y hasta ponerle obstáculos al piloto, como simular la pinchadura de un neumático o la rotura de un elemento. De esta manera, el conductor sabrá cómo actuar si alguna vez le ocurre eso en la vida real.

Williams es otro de los teams que se jacta de tener un buen simulador. En su caso es estático, por lo que el auto no se mueve mientras se lo conduce. Eso sí, tiene una pantalla envolvente tipo IMAX que proyecta las imágenes del circuito.

En este tipo de simuladores, gran parte del realismo está sobre el volante, que va cambiando su resistencia al movimiento en función de la teórica fuerza que el neumático está ejerciendo sobre la pista. De esta manera, la deriva de la goma hace que el volante sea más o menos liviano.

Ferrari fue uno de los últimos equipos en entrar en esta loca carrera por tener el mejor simulador. Se alió con la empresa estadounidense Moog FCS, especializada en mecanismos de control eléctrico y mecánico para la industria aeroespacial. Es del tipo dinámico como el de McLaren, algo que desde ya no es para nada barato...

Uno de los primeros pilotos en sacar provecho de estos simuladores fue Lewis Hamilton, que ensayó todo un año antes de su debut en la F1 en 2007. En este último tiempo, los equipos también aprovechan esta tecnología para probar pilotos. Si su rendimiento es óptimo de manera virtual, recién ahí los invitan a subirse a un auto real.

Cuando la FIA limitó los ensayos jamás pensó que desataría un guerra armamentista. Ahora es tarde para detenerla. Pero de eso se trata la F1...
Fuente: Corsa

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